Nuestra sociedad nos deja poco margen para el error. La búsqueda de la perfección y el ritmo rápido de la vida nos pueden dejar agotados. Me recuerdo una canción de una de mis artistas favoritas, Alejandro Sanz y dice, “Estoy cansado de vivir de esta manera. Viviendo tan deprisa la vida no se aprecia.”
En los lugares de trabajo, la escuela e incluso en casa, hay grandes expectativas de hacer bien las cosas a la primera. Para ganar la aprobación, nos esforzamos a vivir nuestras vidas “al pie de la letra”.
Una extensión de este modo de pensar es la frase “la letra de la ley”. El Diccionario Collins se define la letra de la ley como lo que realmente está escrito en la ley, en lugar de de acuerdo con los principios generales de la ley, especialmente cuando lo desapruebas.
Mientras que este deseo de perfección impregna círculos profesionales y personales, tiene especial relevancia en el reino espiritual y los miembros del cuerpo de Cristo pueden atestiguar. Para responder al amor, sacrificio y provisión de Dios por nosotros, queremos honrarlo en todos los aspectos de la vida.
David el rey escribe en Salmos 116:12-14, “¿Qué puedo ofrecerle al Señor por todo lo que ha hecho a mi favor? Levantaré la copa de la salvación y alabaré el nombre del Señor por salvarme. Cumpliré las promesas que le hice al Señor en presencia de todo Su pueblo.” Sirviéndole a Él es parte de nuestra “composición genética”.
Sin embargo, el impulso comprensible para agradar a Dios puede convertirse en una actividad frenética, y podemos tomar decisiones que pueden hacer daño innecesario hacia a las gentes a quien Dios nos ha llamado para servir.
Puedo imaginar lo que algunos están pensando, “¡Nos deberíamos vivir cien por ciento por Cristo! La Biblia dice que ‘tenemos que obedecer a Dios antes que a cualquier autoridad humana (Hechos 5:29).’” Déjame asegurar que tienen la razón absolutamente.
El Apóstol Pablo escribe en 2 Corintios 3:6, “Él nos ha capacitado para vi ser servidores de un nuevo pacto, no el de la letra, sino el del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.” Es posible para hacer lo correcto (la letra) pero en la forma incorrecta (sin reconocimiento de su corazón). Pienso en el escritor y el historiador, Voltaire, quién diría entonces, “Lo perfecto es enemigo de lo bueno.”
Mirando por las redes sociales, es evidente particularmente en la manera en que manejamos los relaciones con esos quien son diferentes de nosotros. Permítanme dar los ABC de lo que quiero decir.
El Apóstol Pablo escribe en 2 Corintios 6:17-18, “Por lo tanto, salgan de entre los incrédulos y apártense de ellos, dice el Señor. No toquen sus cosas inmundas, y Yo los recibiré a ustedes. Y yo seré su Padre, y ustedes serán Mis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” Algunos han interpretado estos versículos para decir que cristianos deben tener absolutamente ninguna relación con los no creyentes — la letra de la ley.
Pero Jesús se revela lo importante de esta ley en Juan 17:15-17 en Su oración a Su Padre por Sus discípulos antes de Su travesía hacia Calvario: “No Te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Al igual que yo, ellos no pertenecen a este mundo. Hazlos santos con Tu verdad; enséñales Tu palabra, la cual es verdad.”
El Señor se ilumina más en Mateo 5:14-16 en Su conversación con un público comprometido, “Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse. Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.”
En lugar de usar nuestra luz para proporcionar el camino a Cristo, la usamos para quemar incluso antes de alguien dar un primer paso. Hay la tendencia general a equiparar “la audacia” con hablar mal de otros y condenación — bajo la bandera de predicando la verdad.
Esto has sido una línea de defensa típica contra cualquier rendición de cuentas con respecto a conducto mal hacia no creyentes y creyentes también. Algunos dirían para reforzar la idea, “Bueno, no puedo evitarla. Tengo que hablar la verdad y la verdad duele.” “Si algunas personas están heridas y se alejan, esta su culpa porque deben tener la fe en Dios y no en la gente.”
Aunque hay verdad en esa declaración, podemos convertir una pierda de tropiezo. Somos los representantes del cielo, los extensiones de Altísimo Dios. El mundo debe ver a Jesús a través de nosotros. Tenemos que decir la verdad pero “hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia (Efesios 4:15).”
El Señor Jesús es nuestro gran ejemplo. Cuando Él presentó Su mismo a la gente, no evitó el sujeto del pecado (la letra) pero habló a lo que estaba debajo de él. Por el bien de espacio, enlazo aquí dos casos de Su demostración del espíritu y corazón: Lucas 19:1-10 y John 4:1-26. Les invito a leerlos en su tiempo libre.
2 Corintios 3:3 dice que somos una carta de Cristo y “esta carta no está escrita con pluma y tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente. No está tallada en tablas de piedra, sino en corazones humanos.” Esta temporada es una gran oportunidad para que dejamos el Espíritu Santo a trabajar a través de nosotros para mostrar Su corazón y sanar mucho dolor con las letras A M O R.
Muchísimas gracias por leer.
Feliz Navidad a todos.
Fuentes:
Canción: “Viviendo Deprisa” por Alejandro Sanz
Definición (Inglés): “The Letter of the Law” — Collins Diccionario
Escritura: Salmos 116:12-14
Escritura: Hechos de los Apóstoles 5:29
Escritura: 2 Corintios 3:6 (Nueva Versión Internacional)
Biografía: Voltaire
Artículo: “Lo Perfecto Es Enemigo de lo Bueno” por David Cantone, publicado 7 de mayo de 2010
Escritura: 2 Corintios 6:17-18
Escritura: Juan 17:15-17
Escritura: Mateo 5:14-16
Escritura: Efesios 4:15
Escritura: Lucas 19:1-10
Escritura: John 4:1-26
Escritura: 2 Corintios 3:3
Las escrituras son de la Nueva Traducción Viviente, excepto donde se indique. Sus enlaces llevan al sitio bible.com, cortesía de YouVersion, fabricante de la Bible App disponible para dispositivos iOS y Android